Luego de la muerte de Hugo Chávez y ante las elecciones del próximo domingo 14 de abril que definirán a su sucesor de entre el oficialista
Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles, empresas mexicanas como
Gruma, Coca-Cola FEMSA (KOF) y Bimbo se enfrentan a un panorama
complicado en Venezuela en el 2013, que, se pronostica, estará enmarcado
por la alta inflación, las consecuencias de la reforma a la ley laboral
de mayo del 2012 –la cual es más condescendiente con los trabajadores– y
un posible endurecimiento de la postura antiempresarial de triunfar
Maduro, coinciden analistas.
En este entorno, la reciente devaluación de 31.8% en el tipo de cambio de Venezuela significará un traslado del incremento
en costos de materias primas de las empresas a los precios, que al
tener que ser primero autorizados por el gobierno, presionarán sus
márgenes temporalmente, detalló José María Flores, analista de Ve por
Más (BXM).
Gruma tendrá la mayor exposición con 16% de sus ingresos
proveniente de Venezuela y que con la devaluación del 2010 vio sus
ventas reducirse 8%, mismo año en que enfrentó una expropiación de sus
filiales Monaca y Demaseca, pero que tras un acuerdo con el gobierno ha
podido operar normalmente, lo que le permitiría mantener fuera de riesgo
a corto plazo las 10 plantas con las que cuenta en ese país, de acuerdo con BXM.
Por su parte, para KOF, las ventas en Venezuela representan cerca de
11% de sus ingresos; sin embargo, la embotelladora mexicana podría, a
través de una estrategia de precios y refuerzo en sus presentaciones
familiares, compensar el aumento en sus gastos operativos, detalló Paola
Sotelo, analista de Monex. En el 2011, la filial venezolana ya tuvo un
problema al enfrentar una huelga en su planta de Valencia, que concluyó
con un aumento de sueldo de 6.97 dólares para los 1,200 empleados de
dicha planta, así como ajustes salariales semestrales de 15 por ciento.
Al cierre del 2012, la embotelladora contaba con cuatro plantas y 33
centros de distribución y su volumen de ventas en Venezuela correspondía
a 6% del total, de acuerdo con información de la empresa.
En contraste, la participación de Bimbo en el país es marginal, por lo que el impacto para ella sería menor.
Cabe destacar que la primera disputa para las empresas vino con la
expropiación de los activos de Cemex en el país suramericano en el 2008,
que después de un largo camino de litigios finalizó con el pago de 600
millones de dólares a la cementera mexicana.
Fuente |El Economista| por Claudia Tejeda
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